LOS SINDICATOS APUNTAN QUE AGREDIRLES SÓLO CUESTA 30 EUROS Y QUE LA LENTITUD DE LA JUSTICIA HARÁ QUE LOS HECHOS SE JUZGUEN DENTRO DE TRES AÑOS
El pasado sábado, más de medio
centenar de policías fue brutalmente agredido por un numeroso grupo de
radicales que previamente habían participado en la denominada Marcha
de la Dignidad. Algunos de los agresores, perfectamente
organizados y asociados para delinquir, utilizaron navajas, martillos, y lanzas
para atacar a los agentes, a los que previamente habían rodeado. Tras los
hechos, fueron detenidas una veintena de personas, pero solamente una de ellas
ingresó en prisión. Esta situación, evidencia una vez que agredir a la
autoridad en numerosas ocasiones queda impune o tiene unas penas mínimas.
Para
los representantes policiales, el problema no es de la legislación y sí de como
se aplica. Mientras, los juristas apuntan que, antes de condenar a prisión a un
detenido hay que tener en cuenta diferentes circunstancias -como el riesgo de
huida o la posibilidad de destruir pruebas-. Otra circunstancia que apuntan los
abogados y dificulta las condenas de los agresores es que sean los propios
agentes los que presentan la denuncia y no la Policía Judicial. En cualquier
caso, que ahora estén en libertad los agresores no implica que no sean
juzgados, aunque en el mejor de los casos, su juicio tendrá lugar dentro de
tres años.
El
abogado Antonio Alberca asegura que la legislación deja clara
la diferencia entre el delito de atentados -con o sin lesiones- y la
desobediencia o resistencia a la autoridad y considera que eso es lo que habrán
tenido en cuenta los jueces.
Admite
que en España es
muy difícil que alguién vaya a prisión de forma provisional y que los jueces
toman en consideración fundamentalmente dos circunstancia para tomar la
decisión de mandar a una persona a la cárcel: el riesgo de huida y la posible
de destrucción de pruebas.
Más tolerancia en las grandes urbes
"El
nivel de tolerancia en las grandes ciudades es diferente al de las pequeñas
localidades, en las que resulta más fácil que alguien vaya a prisión por
delitos similares a los cometidos en una capital", apunta Alberca. Al
tiempo, considera que la prisión no puede puede ser, en cualquier caso, un
adelanto de la pena y que los jueces tienen muy en cuenta la presunción de
inocencia.
"La
Justicia es lenta y posiblemente los delitos del pasado sábado tarden tres o
cuatro años en ser juzgados", asegura. "Los jueces normalmente no
toman la decisión de la prisión provisional, una fórmula que implica tener
hasta dos años en la cárcel a una persona -en alguna ocasión se puede prolongar
otros dos-, en espera de juicio", señala.
Alberca
apunta a varios artículos del Código Penal que podrían llevar a prisión durante
diez años a los detenidos el sábado. El 551, atentado contra la autoridad,
prevé una pena de dos a cuatro años y multa de tres a seis meses. Mientras, por
desórdenes públicos (557) podrian ser condenados a entre seis meses y tres años
de prisión. Además, podrían concurrir circunstancias, como la asociación
ilícita que agravarían las penas.
Para Marcelino
Sexmero, magistrado y portavoz de la asociación judicialFrancisco de Vitoria, el hecho de
que solo uno de los radicales que el pasado sábado participaron en los ataques
a los policías esté tiene que ver que sólo en ese individuo se probaron hechos
suficientemente graves -lesiones y desordenes- como para entrar en prisión.
"La Policía detiene a quien puede detener, pero luego es complicado probar
el hecho delictivo", apunta. Un problema añadido es que en el lugar de los
hechos no esté presente la Policía Judicial y que sean los propios agentes los
que tienen que presentar el atestado.
Para
el abogado Miguel Bernard, secretario general
de Manos Limpias, que casi la
totalidad de los detenidos saliesen libres tiene que ver con las decisiones de
los jueces, "poco favorables a la labor judicial". Bernard, que
asegura sentirse sorprendido por que solo un agresor esté en prisión, anuncia
que consensuará con las asociaciones policiales la personación como acusación
civil en este caso.
"El problema es la mala aplicación de la ley"
Por
su parte, el secretario general y portavoz del Sindicato
Independiente de Policía (SIPE), Alfredo
Perdiguero, el problema no está en las leyes sino en su mala
aplicación. “Los jueces tiene que aplicar el Código Penal y las personas que
han causado estos incidentes tendrían que estar en la cárcel. Sin embargo, en
estos casos los fiscales han pedido faltas leves y sus agresiones solo les han
costado 30 euros. Si hubieran pagado con cárcel y con dinero sus actuaciones no
se envalentonarían como lo hacen ahora. Se crecen porque están ‘respaldados’
por la Justicia para hacer lo que les de la gana. Es imprescindible que los
jueces se pongan manos a la obra para que no sigan reventando o rompiendo
Madrid y causando bajas”.
Mientras,
el portavoz de la Unión Federal de Policía (UFP), Serafín
Giraldo, apunta a una criminilización, generalizada, de la
Policía.“Ya no vestimos de gris, vestimos de azul y aun así la gente la paga
con nosotros. Luego estas personas necesitan algo y piden ayuda a la
policía”,señala.
La
portavoz de la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales,María Lucia Girón Conde, asegura,
que ante las detenciones, "la Policía elabora un atestado recogiendo las
circunstancias en las que han ocurrido estos hechos. Y en función de estas
circunstancias que se recojan en el atestado el fiscal hace una calificación
inicial de los hechos. El problema está en que para que los hechos sean
calificados como delito tienen que aparecer en el atestado como delito de
atentado o delito de desobediencia”, explica.
Esta
experta señala que en estos casos es muy difícil identificar a la persona en
concreto que ha cometido el delito. “No quiere decir que no exista el delito lo
que no queda acreditado quien ha cometido el delito”, apunta.
Fuente: La información.com
Fuente: La información.com
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